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2. Stem changing verbs 3. Spell-changing verbs 4. Past tense

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(1)

(Stem Changing and Spell Changing Verbs)

An MHRD Project under the National Mission on Education through ICT

Paper- 3 | | Módulo- 23

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Index

0. Objectives 1. Introduction

2. Stem changing verbs 3. Spell-changing verbs 4. Past tense

5. Various uses of stem changing and spell changing verbs

6. Conclusion

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0. Objectives:

In this module you will study the conjugation of different stem-changing verbs in Spanish. The main objectives of this module will be the following:

1. To offer an insight into the way stem-changing verbs in Spanish.

2. To help understand the various uses of the stem-changing verbs in Spanish in different contexts.

3. To provide a specific set of examples of stem-changing verbs in Spanish

as they appear in concrete short stories which you can also use to

translate and better your English too in this manner!

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1. Introduction

In this module, you will have a list of useful stem-changing verbs and their conjugations . Remember that these verbs are not regular.In the following verbs, the third person pronouns (singular and plural) given are ella and ellos. But you already know that there can be él/ella/usted for singular and ellos/ellas/ustedes for plural pronouns in the same place.

2. Stem-changing verbs

1. ALMORZAR : to have lunch

Yo: almuerzo Nosotros: almorzamos Tú: almuerzas Vosotros: almorzáis Ella: almuerza Ellos: almuerzan

2. CERRAR : to close

Yo: cierro Nosotros: cerramos Tú: cierras Vosotros: cerráis Ella: cierra Ellos: cierran

3. COMENZAR : to begin

Yo: comienzo Nosotros: comenzamos

Tú: comienzas Vosotros: comenzáis

Ella: comienza Ellos: comienzan

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4. CONFESAR : to confess

Yo: confieso Nosotros: confesamos Tú: confiesas Vosotros: confesáis Ella: confiesa Ellos: confiesan

5. CONTAR : to count

Yo: cuento Nosotros: contamos Tú: cuentas Vosotros: contáis Ella: cuenta Ellos: cuentan

6. COSTAR : to cost

Yo: cuesto Nosotros: costamos Tú: cuestas Vosotros: costáis Ella: cuesta Ellos: cuestan

7. DEFENDER : to defend

Yo: defiendo Nosotros: defendemos

Tú: defiendes Vosotros: defendéis

Ella: defiende Ellos: defienden

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8. DEVOLVER : to give back

Yo: devuelvo Nosotros: devolvemos Tú: devuelves Vosotros: devolvéis Ella: devuelve Ellos: devuelven

9. DORMIR : to sleep

Yo: duermo Nosotros: dormimos Tú: duermes Vosotros: dormís Ella: duerme Ellos: duermen

10. EMPEZAR : to begin

Yo: empiezo Nosotros: empezamos Tú: empiezas Vosotros: empezáis Ella: empieza Ellos: empiezan

11. ENCONTRAR : to find

Yo: encuentro Nosotros: encontramos

Tú: encuentras Vosotros: encontráis

Ella: encuentra Ellos: encuentran

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12. ENTENDER : to understand

Yo: entiendo Nosotros: entendemos Tú: entiendes Vosotros: entendéis Ella: entiende Ellos: entienden

13. JUGAR : to play

Yo: juego Nosotros: jugamos Tú: juegas Vosotros: jugáis Ella: juega Ellos: juegan

14. MEDIR : to measure

Yo: mido Nosotros: medimos Tú: mides Vosotros: medís Ella: mide Ellos: miden

15. MORIR : to die

Yo: muero Nosotros: morimos

Tú: mueres Vosotros: morís

Ella: muere Ellos: mueren

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16. MOSTRAR : to show

Yo: muestro Nosotros: mostramos Tú: muestras Vosotros: mostráis Ella: muestra Ellos: muestran

17. PEDIR : to ask for, request

Yo: pido Nosotros: pedimos Tú: pides Vosotros: pedís Ella: pide Ellos: piden

18. PENSAR : to think

Yo: pienso Nosotros: pensamos Tú: piensas Vosotros: pensáis Ella: piensa Ellos: piensan

19. PERDER : to lose

Yo: pierdo Nosotros: perdemos

Tú: pierdes Vosotros: perdéis

Ella: pierde Ellos: pierden

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20. PODER : to be able to

Yo: puedo Nosotros: podemos Tú: puedes Vosotros: podéis Ella: puede Ellos: pueden

21. PREFERIR : to prefer

Yo: prefiero Nosotros: preferimos Tú: prefieres Vosotros: preferís Ella: prefiere Ellos: prefieren

22. QUERER : to want

Yo: quiero Nosotros: queremos Tú: quieres Vosotros: queréis Ella: quiere Ellos: quieren

23. RECORDAR : to remember

Yo: recuerdo Nosotros: recordamos

Tú: recuerdas Vosotros: recordáis

Ella: recuerda Ellos: recuerdan

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24. REFERIR : to refer

Yo: refiero Nosotros: referimos Tú: refieres Vosotros: referís Ella: refiere Ellos: refieren

25. REPETIR : to repeat

Yo: repito Nosotros: repetimos Tú: repites Vosotros: repetís Ella: repite Ellos: repiten

26. RESOLVER : to resolve

Yo: resuelvo Nosotros: resolvemos Tú: resuelves Vosotros: resolvéis Ella: resuelve Ellos: resuelven

27. SENTIR : to feel

Yo: siento Nosotros: sentimos

Tú: sientes Vosotros: sentís

Ella: siente Ellos: sienten

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28. SERVIR : to serve

Yo: sirvo Nosotros: servimos Tú: sirves Vosotros: servís Ella: sirve Ellos: sirven

29. SONAR : to sound

Yo: sueno Nosotros: sonamos Tú: suenas Vosotros: sonáis Ella: suena Ellos: suenan

30. VOLAR : to fly

Yo: vuelo Nosotros: volamos Tú: vuelas Vosotros: voláis Ella: vuela Ellos: vuelan

31. VOLVER : to return

Yo: vuelvo Nosotros: volvemos

Tú: vuelves Vosotros: volvéis

Ella: vuelve Ellos: vuelven

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3. Spell-changing verbs

1. CABER : to fit

Yo: quepo Nosotros: cabemos Tú: cabes Vosotros: cabéis Ella: cabe Ellos: caben

2. CAERSE : to fall

Yo: me caigo Nosotros: nos caemos Tú: te caes Vosotros: os caéis Ella: se cae Ellos: se caen

3. CONDUCIR : to drive

Yo: conduzco Nosotros: conducimos Tú: conduces Vosotros: conducís Ella: conduce Ellos: conducen

4. CONOCER : to know, to be familiar with

Yo: conozco Nosotros: conocemos

Tú: conoces Vosotros: conocéis

Ella: conoce Ellos: conocen

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5. CONSEGUIR : to get

Yo: consigo Nosotros: conseguimos Tú: consigues Vosotros: conseguís Ella: consigue Ellos: consiguen

6. DESAPARECER : to disappear

Yo: desaparezco Nosotros: desaparecemos Tú: desapareces Vosotros: desaparecéis Ella: desaparece Ellos: desaparecen

7. DIRIGIR : to direct

Yo: dirijo Nosotros: dirigimos Tú: diriges Vosotros: dirigís Ella: dirige Ellos: dirigen

8. DISTINGUIR : to distinguish

Yo: distingo Nosotros: distinguimos

Tú: distingues Vosotros: distinguís

Ella: distingue Ellos: distinguen

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9. ESCOGER : to choose

Yo: escojo Nosotros: escogemos Tú: escoges Vosotros: escogéis Ella: escoge Ellos: escogen

10. ESTABLECER : to establish

Yo: establezco Nosotros: establecemos Tú: estableces Vosotros: establecéis Ella: establece Ellos: establecen

11. HACER : to do, to make

Yo: hago Nosotros: hacemos Tú: haces Vosotros: hacéis Ella: hace Ellos: hacen

12. MERECER : to deserve

Yo: merezco Nosotros: merecemos

Tú: mereces Vosotros: merecéis

Ella: merece Ellos: merecen

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13. OBEDECER : to obey

Yo: obedezco Nosotros: obedecemos Tú: obedeces Vosotros: obedecéis Ella: obedece Ellos: obedecen

14. OFRECER : to offer

Yo: ofrezco Nosotros: ofrecemos Tú: ofreces Vosotros: ofrecéis Ella: ofrece Ellos: ofrecen

15. PARECER : to seem

Yo: parezco Nosotros: parecemos Tú: pareces Vosotros: parecéis Ella: parece Ellos: parecen

16. PONER : to put

Yo: pongo Nosotros: ponemos

Tú: pones Vosotros: ponéis

Ella: pone Ellos: ponen

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17. PRODUCIR : to produce

Yo: produzco Nosotros: producimos Tú: produces Vosotros: producís Ella: produce Ellos: producen

18. SABER : to know

Yo: Nosotros: sabemos Tú: sabes Vosotros: sabéis Ella: sabe Ellos: saben

19. SALIR : to leave

Yo: salgo Nosotros: salimos Tú: sales Vosotros: salís Ella: sale Ellos: salen

20. SEGUIR : to follow

Yo: sigo Nosotros: seguimos

Tú: sigues Vosotros: seguís

Ella: sigue Ellos: siguen

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21. TRAER : to bring

Yo: traigo Nosotros: traemos Tú: traes Vosotros: traéis Ella: trae Ellos: traen

22. VER : to see

Yo: veo Nosotros: vemos Tú: ves Vosotros: veis Ella: ve Ellos: ven

4. Past tense

1. BUSCAR : to search for

Yo: busqué Nosotros: buscamos Tú: buscaste Vosotros: buscasteis Ella: buscó Ellos: buscaron

2. CREER : to believe

Yo: creí Nosotros: creímos

Tú: creíste Vosotros: creísteis

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3. DORMIR : to sleep

Yo: dormí Nosotros: dormimos Tú: dormiste Vosotros: dormisteis Ella: durmió Ellos: durmieron

4. EMPEZAR : to begin

Yo: empecé Nosotros: empezamos Tú: empezaste Vosotros: empezasteis Ella: empezó Ellos: empezaron

5. JUGAR : to play

Yo: jugué Nosotros: jugamos Tú: jugaste Vosotros: jugasteis Ella: jugó Ellos: jugaron

6. LEER : to read

Yo: leí Nosotros: leímos

Tú: leíste Vosotros: leísteis

Ella: leyó Ellos: leyeron

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7. MORIR : to die

Yo: morí Nosotros: morimos Tú: moriste Vosotros: moristeis Ella: murió Ellos: murieron

8. OÍR : to hear

Yo: Nosotros: oímos Tú: oíste Vosotros: oísteis Ella: oyó Ellos: oyeron

9. PAGAR : to pay

Yo: pagué Nosotros: pagamos Tú: pagaste Vosotros: pagasteis Ella: pagó Ellos: pagaron

10. PEDIR : to ask for, to request

Yo: pedí Nosotros: pedimos

Tú: pediste Vosotros: pedisteis

Ella: pidió Ellos: pidieron

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11. SEGUIR : to follow, to continue Yo: seguí Nosotros: seguimos Tú: seguiste Vosotros: seguisteis Ella: siguió Ellos: siguieron

12. TOCAR : to touch, to play an instrument Yo: toqué Nosotros: tocamos

Tú: tocaste Vosotros: tocasteis Ella: tocó Ellos: tocaron

5. Various uses of stem changing and spell changing verbs:-

Let us have a look at a short story “Zapatos rojos” by Francisco Javier Parias López. Have a look at the highlighted section to understand the use of stem changing and spell changing verbs.

“Zapatos rojos”

Por aquellos días el equinoccio ya matizaba con hermosos colores los atardeceres a orillas del mar Caribe y vivificaba los pétalos de las cayenas que asomaban su belleza por encima de las paredillas. Los pies de Candelaria parecían bailar, más que caminar, empinados en el taconeo alegre de los zapatos de charol. Un vestido negro de falda ancha y corta, lleno de bolitas blancas que se mecían al vaivén de sus caderas, dejaba generosamente al sol hombros y muslos, provocando a su paso galanterías, suspiros e incluso que se le escurriera la baba a uno que otro desprevenido admirador. Ella era también el deleite de los muchachitos que simulaban continuar con el juego de canicas mientras, agazapados, le colaban una furtiva mirada entre las piernas y pasaban el resto del día presumiendo hasta de lo que ni siquiera habían visto.

Se me antojaba que esa sinuosidad exótica de su cuerpo no era terrenal y decía el Tío Augusto, quien sabía de óleos y lienzos y vivía pintando querubines,

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hasta el final de La Calle Larga. Allí su silueta se difuminó entre los espejismos de vapor con que el asfalto ripostaba la agresión inclemente del sol. Un calor súbito me invadía el interior y mi sangre se aceleraba entre las venas cada vez que la veía. La sentencia de su padre de encerrarle si le llegaba a ver hablando con algún extraño, me ponía grilletes hasta en la voz. La amenaza implicaba especialmente mi nombre porque tuvo origen cuando él mismo interceptó un papelito que yo le había enviado con su hermana menor en el carnaval del año anterior. El escrito le decía que quería verla en el Desfile de Guacherna donde yo estaría disfrazado de D’Artagnan y que me dijera cuál sería su disfraz. Aquella imprudencia de mi parte me trajo de regreso una incertidumbre total. Más grave aún era no saber qué terreno pisaba con ella y el silencio se me hacía insoportable y eterno. Pensé: ¡Qué carajo!

Tengo que animarme. Lo peor que podría pasar sería que me dijera que no. Sin embargo, eso podría no ser lo peor. Podría suceder que se riese o compadeciese de mí. Aunque yo no le temiera al ridículo, ése era un monstruo al que no era bueno despertar. No sabía yo si ella lo sabía pero yo aún no cumplía los 18 y ella, con sólo un año más que yo, hacía mucho tiempo era toda una hembra, digna ya de merecer. Ser exitoso con las mujeres era algo muy relativo en mí pues, si bien era cierto que ya había tenido varios amores y vivido algunas aventuras, no podría precisar si eso era haber tenido éxito o si, al contrario, había sido yo alguien fácil de ser conquistado. Sin embargo, pretender a Candelaria era querer jugar en las Grandes Ligas. Sabía yo de más de uno que la asediaba y que eran rivales de peso en edad y solvencia. Mi gran motivación estaba en ese destello de complicidad mezclado con ternura que había visto en su mirada en las dos oportunidades que habíamos tenido de vernos a los ojos y de cerca. La primera vez, en la iglesia, yo con la hostia en la boca, siendo observado por el cura, mirándola de frente y sin poder pronunciar palabra. La otra, hacía mucho tiempo ya, a la entrada del teatro Estelar, cuando fue ella quien a duras penas pudo soslayarme una mirada para que su padre no lo notara, sabiendo ya que no era yo el santo de su devoción.

La inseguridad, en cambio, me la daba el no conocer qué expectativas tenía ella. Si bien era cierto que sonaba romántico y muy económico un paseo por la orilla del mar, a la luz de la luna, a ver las estrellas reflejarse en el agua, algo como aquello habría que complementarlo con una invitación a bailar o tal vez a cenar y yo apenas podía con lo primero. Con estas reflexiones tan pesimistas yo mismo creaba una confusa mezcla de sentimientos dentro de mí. Si ella

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Decían que aquellas arenas blandas tonificaban y endurecían las piernas.

Luego descansaba ayudando a los pescadores que regresaban con los primeros rayos del sol a descargar sus redes. Al tiempo que ayudaba a halar las canoas hacia la playa, enjuagaba el sudor con baños de mar que, según mi abuela, eran muy saludables si se tomaban bien temprano, en las mañanas. Más tarde, con los pescadores, desayunaba con pescado fresco, yuca y plátano. Sin eso, decían ellos, todo el esfuerzo de mis músculos estaría perdido. Debía comer muchas proteínas. Así aprendí sobre pargos rojos y corvinas, mojarras y peces sierra y también muchos secretillos sobre aquel oficio que luego optarían por llamar la pesca artesanal. Con aquella gente del mar me nutrí en cantidades de su profunda filosofía, parapetada detrás de esa forma elemental con que solían andar por la vida sin hacerse notar. Consciente de mis deficiencias en el baile, me iba en las tardes de los sábados a los bailaderos de salsa brava en el barrio Tonsolo, donde bailar, sin pareja, era una demostración de masculinidad y estado atlético porque se terminaba empapado en sudor, después de un par de horas azotando la baldosa, como algunos llaman al bailar en el argot caribeño.

También el tipo de música que se bailaba era toda una exigencia. Sólo los duros de la época eran admitidos para sonar en aquellos lugares: Ray Barreto, Joe Cuba, Hector Lavoe, Willie Colon, Richie Ray & Bobby Cruz, Ismael Rivera, Cortijo y su combo, y otros, muy pocos, no menos merecedores de reconocimiento. Sus discos de acetato se tocaban en los famosos picot (pick up) que no eran otra cosa que gigantescos parlantes respaldados por un amplificador de tanta potencia, que si sonaba con todos sus vatios, podría, hasta un dinosaurio, de su sueño milenario despertar. Al anochecer, la seguía a distancia conveniente para poder verla sin que me viera y mientras ella caminaba las pocas cuadras que la separaban del trabajo a la casa, yo me convertía en su ángel de la guarda. Para hacerme interesante, sólo me dejaba ver en las mañanas de los domingos, en la iglesia del Amparo Eterno donde ella asistía a la misa. Fresco y bien vestido, amándola hasta el sacrilegio, haciéndome el que no la veía, pero sabiendo que ella me miraba. Intentaba así que se acostumbrara a aquel momento de la semana. Que le inquietara el no verme y yo estar allí para notarlo. Parodiando a Benedetti, mi estrategia era que llegara el momento en que ella ansiara la llegada del domingo para poder verme en la misa. Que poco a poco y sin darse cuenta cómo, un día despertara y sintiera que no podría vivir el resto de la vida sin tenerme a su lado.

II

En las noches, asistía, con mucho interés, aunque con demasiado sacrificio también, al último año de mi educación secundaria. A pesar que la avidez por aprender era mi pan de cada día, nunca había sido lo que en lo académico podría llamarse un buen estudiante. No obstante, esos dos últimos años de

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los primeros años de mi juventud era ahora desplazada a empellones por una madurez provocada por el afán de merecer a quien se había convertido en la razón de mi vivir. Emilio, mi profesor de Ciencias Sociales, cautivaba mi atención con sus disertaciones muy amenas sobre la historia universal. Muchas veces, saliéndose del programa, nos paseaba durante la clase por aquellos hechos épicos de la historia en que los oprimidos se levantaron contra sus opresores y así nos llevaba desde Espartaco, un poco antes de Cristo, hasta la revolución de los bolcheviques en los comienzos del siglo pasado. Caminando juntos en las noches, a la salida de clases, él y yo fuimos cultivando una buena amistad, que abonábamos con mis ganas de saber y su pasión por enseñar y también con un mutuo respeto por la independencia de pensamiento de cada uno. Con una decena de años más que yo, Emilio parecía saberlo todo y yo pasaba muchas horas conversando con él, unas veces de política y otras veces de mujeres. Lográbamos entretenernos tanto en el manejo de ambos temas, que el amanecer nos sorprendió más de una vez en su buhardilla emparedada con libros, sin que el hambre o el sueño hubieran logrado retraernos de nuestro coloquio. Cuando notaba mi angustia en el empeño por conseguir el amor de Candelaria, Emilio me llenaba de valor, reforzaba mi autoestima y me transmitía con generosidad sus experiencias con el sexo opuesto. Me contaba la triste circunstancia en que el amor de su vida había pasado a ser el amor de otro y por qué el prefería ahora compartirla y no resignarse a no tenerla. Nos asignábamos tareas interesantes como leer a Henry Miller o al Marqués de Sade, para luego confrontar nuestro criterio en lo sensual, lo erótico y lo sexual. Todo lo que de ello mi mente pudo digerir, lo uní al inventario que ya tenía en mi haber y dejé que el tiempo hiciera el resto. Así afirmaría años más tarde, que aparte de lo elemental, no hay en el sexo o en el amor, ni en la combinación de ambos, mejor maestro que las propias vivencias de cada uno.

El deleite de los sentidos no admite teorías y sólo un paciente y mesurado uso de éstos trae consigo la experiencia que permite aprovecharlos cada vez mejor.

Hablábamos también de nuestra América latina que hervía a borbotones por esos días. La bulla de la Revolución de Cuba aún hacía eco en las mentes de muchos jóvenes que veían un estímulo en gestas como las del Che Guevara y el padre Camilo Torres. El hecho de haber muerto ambos en combate armado, los convertía en mártires y esto motivaba aún más a sus seguidores en vez de desalentarlos. Algunos de ellos optaban por unirse a grupos rebeldes armados que se organizaban en las montañas y las selvas. Recuerdo que más de una vez

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lucha por la ecuanimidad social que Fidel pregonaba con firmeza. En igual tono de broma, con una sonrisa generosa que le era característica, me respondía: “Lo que yo no sé es qué harías tú con dos mujeres si eso pasara.

Como buen amigo estarías destinado a ocupar mi lugar si yo me fuera. ” III

La vida continuaba en mi ciudad, donde lo cotidiano no llegaba a ser rutinario porque la imaginación de la gente no cesaba de innovar y lo único que no cambiaba era la canción del loquito callejero. Decían que había desertado de la Legión Extranjera en la guerra de Argelia, y desde su llegada, hacía como quince años, paseaba sus desvaríos por la ciudad, viviendo de la caridad de la gente y cantando “La petite Fleur” en un horrible francés. En aquella tierra de cumbias, porros y paseos vallenatos no había habido quien pudiera convencerle de que cantara algo más popular, como La Múcura o La Gota Fría, obras maestras del folclor regional. Ya volvían, después de un año, los vendedores ambulantes, con renovada arenga y mercancías multicolores a participar del comercio informal que generaba el Carnaval. Ofrecían sombreros vueltiaos, capuchones de marimondas, pitos, caretas de torito, aceite quemado, para el disfraz de indio, mango biche con sal, para pasar el aguardiente, harina de maíz para disfrazarse de nada, antifaces, máscaras y muchos cachivaches más que la gente compraba estimulada por la cercanía de las festividades para las que la ciudad se preparaba con solicitud durante todo el año. La casa de Candelaria estaba calle arriba, un poco más adelante de la mía, en la acera del frente y si me asomaba un poco a la puerta, podía ver la suya desde allí. A veces, con la ayuda de la brisa, podía escuchar su voz que era como música para mis oídos. Otras veces su padre dejaba la puerta abierta y a mi llegaban por fragmentos los boleros que cantaba Roberto Ledesma antes de su feliz encuentro con Armando Manzanero. No había riesgo que Don Edgar pusiera un disco de la Sonora Matancera o de Rolando Laserie. Nó. Era siempre Ledesma. ¨Se me olvidó tu nombre¨ o ¨Donde estás corazón¨ podría la calle entera cantarlas en coro si se les pidiera, de tanto haberlas escuchado salir por aquellas ventanas. A mí me venían bien porque me recordaban la voz de mi madre cantándolas con su dejo de nostalgia y pasión, que le hubieran envidiado hasta María Luisa Landín o Carmen Delia Dipini, divas de la canción de un pasado cercano. A aquellos boleros yo replicaba, cuando la brisa iba de vuelta, con las baladas de Sandro, que eran mis preferidas y ya sabía por Martina, mi vecina de enfrente, que a Candelaria le encantaban.

¨Porque yo te amo¨, que el tocadiscos RCA del tío Augusto reproducía en sonido estereofónico, viajaba hacia ella con la esperanza de que captara el mensaje contenido en la canción: “Por ese palpitar que tiene tu mirar yo puedo presentir que tú debes sufrir igual que sufro yo con esta situación que nubla la

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guardaba mi voz ahogada, pronunciando su nombre y mis lágrimas de ansiedad de tenerle allí mismo entre mis brazos. Si mis sábanas hubieran podido hablar habrían contado historias de pasión y deseo que ella, ausente aunque presente, protagonizaba en las noches, debajo de ellas, poniendo a prueba cada uno de los poros de mi piel. Era musa que me llevaba a intentar la poesía. Mi madre se veía sorprendida por lo rica que se iba tornando mi prosa, desparramada en la infinita hilera de cartas que recibía, en las cuales todas las líneas iban dedicadas a Candelaria y a mi obsesión por lograr su amor. Ella me metió en el alma y en la mente ese vivir por la música y con la música y mis primeras canciones hablaban sólo a ella y de ella. Candelaria era también mi debut en el oscuro mundo de los celos, el despecho y la impotencia. Celos motivados por el temor de no conocer sus sentimientos. Despecho por no tener su atención, que me incitaba a la perdición, al vicio, incluso al alcohol y su falsa promesa de ahogar la pena. Impotencia de no poder exteriorizar el sentimiento que presionaba en mi pecho hacia fuera, como el Vesubio a punto de erupción. Era también motivación a lograr el éxito en todo lo que me proponía y a proponérmelo todo. Ella me llevaba a la vanidad por querer ser el hombre más atractivo e interesante del mundo, sólo para sus ojos. Ilusión de lucirla por las calles, colgada de mi brazo. Era alegría y optimismo. Esperanza de verter todo ese sentimiento y pasión en su hermosa humanidad. Rendición incondicional a sus deseos, cuándo y cómo ella quisiera. Ella era todo en mis sueños. Era la madurez que me llevaba a interesarme por lo trascendental de la vida. Era ternura y rabia. Obstinación por lograr su amor contra todas las adversidades. Era mis ganas de volar y verlo todo desde arriba. De descubrir y conquistar. Era amor que lideraba hacia el triunfo. Hacia lo imposible. Pasó aquel Carnaval, casi sin novedades para mí, aunque después de haber vivido muchos más, debo decir que la música que se escuchó y bailó ese año quedó para siempre grabada en mi alma y en la del pueblo también. La gente aún lo recuerda como el carnaval más musical de todos. Fue un momento de esos que sólo se dan una vez, donde muchos de los músicos asistentes eran los más grandes del momento y alcanzaron el apogeo de su talento y su repertorio durante esos cuatro días. El Sábado de Carnaval, en la caseta “La Sabrosa” la parranda estuvo animada por una constelación encabezada por Cortijo y su combo, seguido por Lucho Bermúdez y su Orquesta y como si fuera poco Los Corraleros de Majagual para cerrar. Sin embargo, mi mayor motivación estaba en que Martina, mi vecina, iría con su novio y había invitado a Candelaria para

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superar los obstáculos que su padre puso a la invitación de Martina. Saber que lamentó no haber ido fue una buena nueva pero mejor aún, que no pareció gustarle mucho que Marina y yo hubiéramos estado solos y bailando juntos toda la noche.

IV

Llegó el Miércoles de Ceniza y los buenos parroquianos volvimos a la Iglesia, como queriendo borrar los excesos de aquellos cuatro días de desorden. De lejos la vi, sin que ella lo supiera y luego me dejé ver, fingiendo no notarlo.

Hermosa como siempre, con la cruz de ceniza en la frente y la escolta en ambos flancos que eran sus padres. El Cura Vivetti nos pintó también, a mi tío y a mí, con sus dedos, la simbólica cruz, para recordarnos que polvo éramos y en polvo volveríamos a convertirnos. Las noches posteriores al Carnaval se instalaron en el aire, silenciosas y lúgubres y yo, que de lo que menos tenía era de supersticioso, les vi llegar, con algo de temor, como en un cuento de Poe, cual si fueran el anuncio de algo fatídico. La brisa, que cada vez era más tenue, ululaba por los callejones oscuros y después soplaba al norte, hacia el puerto. Luego regresaba del mar, con renovado aliento, oliendo a salitre fresco y barría de nuevo las aceras, como en despedida, pero resistiéndose a irse del todo todavía. Volvieron unos a sus trabajos y los otros, que debían reintegrarse a sus estudios decidieron, en cambio, iniciar una huelga que se prolongó casi por un mes y se tornó por momentos violenta, en enfrentamientos con la policía que trataba de volverlos a las aulas por la fuerza. Mi tío Augusto que era tal vez el más joven y sobresaliente líder de la docencia regional, no se resignó a quedarse pintando bellezas angelicales en su estudio y se fue a convencer al comité de huelga de regresar a las clases para entonces entrar en discusión. Su frustración fue muy grande pues su discurso ni siquiera fue escuchado en medio de tantas voces altisonantes, más amigas de la anarquía que de la justicia social que decían propugnar. Pocas horas después, en su despacho, su corazón le jugó una mala pasada y así, con un gesto de impotencia que se le congeló en la cara, dejó a los estudiantes con su revuelta y se fue para siempre, con los últimos soplos de la brisa del carnaval. La temprana premonición del cura lituano en el inicio de la cuaresma, aliada con el silencio y las sombras de aquellas noches extrañas, se llevaron su juventud y su profunda elocuencia a rendirle cuentas al jurado del Juicio Final. Esther, su esposa, hermosa y más joven aún que él, no consiguió aceptar jamás su partida y mucho menos quiso escuchar mi inocente petición de ponerle sus aparejos de pintura en el ataúd. No sabíamos, decía yo, si acaso su talentoso aunque ignoto pincel pudiera ser destacado para unirse a los que ya se ocupaban de pintar la bóveda celestial. Queriendo alejarme de tantas palabras y abrazos que no quería, alcanzaba ya casi la salida del velorio, cuando me

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olvidarlo todo y me refugié en su pecho de vecina primero, de amiga luego y cuando empezaba a sentir ya el de mujer, una mano en el hombro me sacó, con un poco de brusquedad, de aquel incomparable éxtasis. Era su padre que me expresaba su pena por mi tristeza pero a la vez me separaba de su más cuidado tesoro. Pensé cuán ambigua era la vida que había hecho coincidir en tiempo y lugar dos momentos de mi vida tan sublimes y de emociones tan opuestas.>>

Web link:- http://es.e-stories.org/read-stories.php?&sto=10682

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6. Conclusion:

In this module, apart from the conjugations of the stem-changing and spell- changing verbs, we have learned that there are a few verbs that have the e-to-ie stem change but are also irregular in other ways. For example, querer is conjugated in much the same way as entender, except querer sometimes has the r of its stem change to rr.

Let us have a look at some examples from the text.

a. Consiguió- is the conjugation of the verb conseguir.

b. Poniendo- is the conjugation of the verb poner.

Please do go over the story carefully and note down the other verbs which are

there and also brush up on the vocabulary that you do not know. In this way you

will improve your Spanish and also build your vocabulary.

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Content Writer

1. Professor Rajiv Saxena

Centre of Spanish, Portuguese, Italian and Latin American Studies School of Language, Literature and Culture Studies

Jawaharlal Nehru University New Delhi-110067

2. Dr. Mayuresh Kumar Assistant Professor

Department of Foreign Languages Aligarh Muslim University

Aligarh, U.P.

Content Reviewer

1. Professor Anil Dhingra

Centre of Spanish, Portuguese, Italian and Latin American Studies School of Language, Literature and Culture Studies

Jawaharlal Nehru University New Delhi-110067

2. Dr. Carlos Izquierdo Tobías Former Visiting Faculty

Centre for European and Latin American Studies JMI, Central University

New Delhi- 110025

Language Reviewer

Dr. Carlos Izquierdo Tobías Former Visiting Faculty

Centre for European and Latin American Studies JMI, Central University

New Delhi- 110025

Principal Investigator

Professor Rajiv Saxena Chairperson/HoD

Centre of Spanish, Portuguese, Italian and Latin American Studies School of Language, Literature and Culture Studies

Jawaharlal Nehru University

An MHRD Project under the National Mission on Education through ICT

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